El camino de Los Ripples pasa por Abbey Road

No ocurre todos los días que una banda relativamente nueva consigue grabar en los míticos estudios Abbey Road de Londres, y menos aún proviniendo de circuitos ajenos al mundo anglosajón. Pero The Ripples, con apenas dos años de vida,  acaba de lograrlo, y su nuevo sencillo «No Direction» es la prueba viviente. Lanzado a mediados de julio junto a un simpático videoclip filmado en el tren de Sóller, el tema no solo anticipa su primer LP, sino que marca un hito en su corta pero ambiciosa carrera.

Producido por Anthony Norton durante la gira británica de la banda en 2023, «No Direction» suena como lo que es: una declaración de amor a ese rock clásico plagado de detalles country y alguna pincelada glam que inmortalizaron grupos como los Stones en los 60-70. La guitarra cruda pero melódica de Nacho Andreu junto a su hermano Juan, el bajo contundente de Berto Meana y la batería precisa de Jordi Rullán construyen una base entre alegre y nostálgica, mientras la voz de Toni Sbert añade ritmo con matices de melancolía.

Y ese camino, curiosamente, los llevó a Abbey Road, los estudios que The Beatles elevaron a la categoría de templo. Grabar en el lugar donde los 4 grandes de Liverpool forjaron su sonido no solo es un golpe de efecto, también es un intimidante desafío, pero The Ripples no se achican ante los retos. La producción de Norton captura su esencia retro sin sonar nostálgica, y el resultado es un rock fresco, con guiños country y glam, pero con los pies en 2024.

El videoclip, rodado en invierno en el centenario tren de Sóller, refuerza la estética vintage que la banda cultiva. Imágenes en tonos sepia, planos de paisajes brumosos y una coreografía sencilla pero efectiva complementan adecuadamente la canción. ¿Acaso hay algo más country rock que mirar por la ventana de un viejo tren en movimiento?

En una escena musical global dominada por el pop hiperproducido y el indie lo-fi, The Ripples son una rara avis: hacen rock clásico sin sonar anclados en el pasado. Su fórmula —mezclar guitarras vintage con letras contemporáneas— no es nueva, pero la ejecutan con una convicción que escasea. Y aunque su sonido evoque a los grandes (desde Bowie hasta Tom Petty), hay un swagger juvenil que los salva de ser meros revivalistas.

Con «No Direction», la banda no solo confirma su potencial, sino que se atreve a jugar en ligas mayores. Que Abbey Road sea solo el comienzo dice mucho: estos tipos no están aquí para perderse. Están aquí para quedarse.